CRÓNICA. Compañía Nacional de Danza Contemporánea Argentina

Dentro de la programación del XXIX Festival Danza Nueva, organizado por el Instituto Cultural Peruano Norteamericano, se presentó la Compañía Nacional de Danza Contemporánea de Argentina. El programa, desarrollado en el auditorio del IPCNA de Miraflores, estuvo compuesto por dos piezas: ‘Ocho pies’ y ‘Tensión espacial’.

La primera obra, ‘Ocho pies’, es un cuarteto conformados por dos hombres y dos mujeres.

A partir de una dinámica de dúos mixtos, el inicio de la pieza muestra un vocabulario de movimiento que se destaca por la levedad y la fluidez,  la formación de ángulos con las extremidades y la ondulación en el movimiento de las piernas. Ello aporta a focalizar la atención en las posiciones y formas que toman los pies de los danzantes (extendidos, contraídos, retorcidos, con diferentes apoyos en el piso).

La propuesta coreográfica se estructura tanto a partir de la dinámica existente al interior de cada dúo como de la relación entre ambos. Así, mientras cada pareja de bailarines compone a partir de la acción-reacción o alternancia de movimiento, el trabajo de ambos dúos desarrolla una composición que se sustenta en la idea del unísono.

Avanzada la pieza, la dinámica coreográfica progresa hacia una interdependencia mayor entre los dúos, hasta llegar a la composición como una sola unidad coreográfica.

‘Ocho pies’ es una coreografía ligera, alegre, dinámica, con una progresión rítmica que mantiene al espectador involucrado en su desarrollo.

La segunda pieza lleva por título ‘Tensión espacial’. Inicia con la ubicación de once bailarines en unas sillas dispuestas a cada lado del escenario. Estas sillas sirven como espacio de espera para los artistas, pues ingresan y salen del escenario a lo largo de toda la obra. Todos los intérpretes visten de negro. Los varones portan ternos y las mujeres trajes formales.

‘Tensión espacial’ propone movimientos de ida y retorno, secos, breves y repetitivos. Éstos son realizados por grupos de bailarines que ingresan y salen rápidamente del escenario. Los movimientos son firmes, exigentes; las secuencias de repetición prolongadas; los ingresos y salidas, intensos y veloces.

La imagen de uniformidad, de masa y repetición, ofrece la sensación de seres sin voluntad. Personas que deben repetir una labor hasta el agotamiento. Esta sensación es la que invita al espectador a evocar y construir diversos significados a partir del desarrollo coreográfico. Éste alterna diversas técnicas de composición: dúos, tríos, conjuntos y masa; alternancia entre uno y muchos; planos frontales, laterales y diagonales, cercanía y distancia.

Todas las técnicas mencionadas encuentran coherencia a partir del ritmo espacial que propone el coreógrafo y del pulso de la propuesta musical. Y es que ‘Tensión espacial’ es una pieza que guía a los bailarines a través de la música. Así, los danzantes pasan de ritmos trepidantes a tiempos sostenidos. De pulsos de agitación a voces rituales.

‘Tensión espacial’ es una pieza de choque, de masa. Su paso de la repetición al ritual invita a la reflexión sobre la agitación de la vida urbana. Conmueve con la belleza de sus imágenes y la exigencia y entrega de sus intérpretes. Su intensidad no deja espectador desatento.

Resulta interesante que en esta ocasión, a diferencia de fechas anteriores del Festival, no se haya presentado una pieza única. Ello le permite al público conocer no solo la diversidad de propuestas escénicas que ofrece en Festival, sino también las distintas dinámicas existentes en las compañías de diferentes lugares del mundo.

En este caso, las piezas expuestas son creaciones de un coreógrafo argentino y de uno coreano. Situación que no es extraña dentro de las prácticas de las grandes compañías de danza.

Lo que sí resultó extraño fue la lectura de un manifiesto de los artistas antes de empezar la función. En él se reclamaba por el maltrato laboral que vienen sufriendo artistas de la Compañía. Dicho maltrato se basa  en el desconocimiento de derechos laborales a partir de las formas de contratación que se les impone.

La extrañeza ante la lectura de este manifiesto no es producto del desconocimiento de su sentido de justicia y pertinencia. Es consecuencia de lo inusual de ser testigos de prácticas de reivindicación de derechos laborales en espacios donde ello es ignorado, silenciado u olvidado.

Resulta oportuna entonces la posibilidad de reflexionar sobre la pauperización de las condiciones de los artistas -aquí y allá- y el lugar que ocupa la voz de éstos independientemente del estilo y lenguaje de su práctica artística.

(*) Imagen tomada de aquí.

Obra: Ocho pies.
Coreografía y dirección: Ramiro Soñez.
Edición Musical: Davido Romano.

Obra: Tensión espacial.
Idea y dirección: Jae Duk Kim.
Música original: Jae Duk Kim.
Cantante: Seung Joon Jeong.

Elenco: Pablo Fermani, Diego Franco, Virginia López, Bettina Quintá, Ernesto Chacón Oribe, Daniel Payero Zaragoza, Magalí del Hoyo, Julieta Gros, Victoria Hidalgo, Yamila Guillermo, María del Mar Codazzi, Rafael Peralta, Yésica Alonso, Leonardo Gatto, Enrique Martín Gil, Nicolás Miranda, Juan Pablo Gonzales, Juan Salvador Giménez Farfán.

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