CRÓNICA. La guerra de los pañales fantasmas

En el galpón.espacio de Pueblo Libre se viene presentando ‘La guerra de los pañales fantasmas’, montaje del colectivo escénico ‘Derramando Lisura’. Este espectáculo aborda de manera satírica el proceso de compra, por parte del Estado, de ocho millones de pañales y la posterior desaparición y destrucción de gran parte de estos bienes.

La historia de los ‘pañales fantasmas’ es contada desde la perspectiva de  personajes que conforman parte de la plana menor de la estructura del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP): los trabajadores de un almacén donde estos pañales fueron (re)ubicados.

Éstos, al verse encerrados en el almacén, luego de desatado el escándalo de la desaparición de millones de pañales, hacen un recuento del proceso de llegada de los mismos, a fin de definir las responsabilidades en la mencionada desaparición.

De esta manera, un funcionario de rango menor, su asistenta y el ‘guachiman’ (que cumple roles de asistente de la asistenta), sumados a la persona encargada de llevarles diariamente sus almuerzos, recrean el proceso de compra, asignación, traslado, almacenamiento y distribución de los bienes.

Este ejercicio de memoria satírica parte de los recursos de la realidad; la cual ha sido registrada en documentos, investigaciones periodísticas y declaraciones públicas de las autoridades implicadas. De esta manera, el absurdo de la actuación de los funcionarios estatales – en la ‘realidad’ – es un insumo vital para la construcción de un discurso escénico donde la denuncia se encuentra finamente envuelta por el humor.

Pues, si bien ‘La guerra de los pañales fantasmas’ tiene todos los elementos de la comedia, ésta puede ser lo suficientemente aguda – y oscura – como para visibilizar el manejo informal e ineficiente de la cosa pública, el hábito continuo de la evasión de responsabilidades (laborales, civiles o penales) y la búsqueda de responsables en el eslabón más débil de la cadena de mando.

Esto se consigue a partir de la construcción de personajes que consolidan los prejuicios sobre el trabajador estatal: un funcionario de rango menor arribista y pretendidamente ‘contactado’; una asistenta ineficiente con méritos basados en su atractivo físico; un guachimán ‘todoterreno’ que cumple roles de ‘mil oficios’ y asume el trabajo no cumplido por los demás; y una vendedora externa que no debería tener lugar dentro de las oficinas, y sin embargo se encuentra presente.

Cabe hacer mención especial al personaje del ‘guachiman’, nombrado como ‘el cholo’. Pues resulta interesante que la naturalidad del trato de los otros personajes hacia él alejan el apelativo de una posible connotación racista (en tanto agravio a quien va dirigido el término); aplicando, más bien, el trato genérico de ‘cholo’ para el personaje de rango menor,  el sin nombre, el que se hace cargo del trabajo sucio. Mostrando, de esta manera, la normalización de la discriminación hacia el concepto de ‘cholo’ y su asociación a las labores que ‘le corresponden’.

‘La guerra de los pañales fantasmas’ recurre a una escenografía de pocos recursos – un escritorio y dos grupos de cajas apiñadas, las cuales funcionan como bastidores – y mínima utilería. Su diseño de iluminación es austero y funcional. Se apoya principalmente en un guión sólido y en un eficiente manejo del ritmo y la sorpresa – elementos fundamentales para el humor -.

Sin embargo, cabe mencionar que en las pocas ocasiones que el montaje se acerca a las fronteras del absurdo el ritmo de la obra pasa por una leve caída. Y es que proponer elementos del absurdo frente a una situación que ya lo es – pañales fantasmas – es correr un riesgo innecesario.

Asimismo, la resolución final del montaje presenta algunas debilidades en cuanto a su concreción. Pues, si bien se reconoce el mérito de mantener actualizado el montaje con respecto al estado de las investigaciones a los funcionarios públicos, el final se extiende de manera que limita la posibilidad de un remate que esté a la altura del ritmo del montaje.

‘La guerra de los pañales fantasmas’ es un trabajo de creación colectiva generado por jóvenes artistas que muestran que se puede ser comprometido sin ser aburrido, que se puede usar el humor sin ser tonto. Es un montaje austero de recursos técnicos, pero efectivo en cuanto a sus pretensiones artísticas y comunicativas. Devela prácticas de informalidad, irresponsabilidad e irrespeto que van desde una Ministra hasta el funcionario de menor rango, haciendo comparecer al público para contemplar – con humor – el reflejo distorsionado de nuestra convivencia ciudadana. Es la confirmación de la presencia de artistas jóvenes interesados en un teatro de temática actual. Un teatro que hable de nosotros, que hable de nuestras comedias…que son también nuestros dramas.

(*) Imagen tomada de aquí.

(**) Más información sobre ‘La guerra de los pañales fantasmas’ aquí y aquí.

Dirección: Creación colectiva.
En escena: Jesús Oro, Silvia Tomotaki, Paulo Cárdenas, Tracy Alcántara, Germán Díaz.
Dramaturgia: Creación colectiva.
Asistente de dirección: Gerardo Díaz.
Producción general: Derramando Lisura.