CRÓNICA. Vigilia de noche

En el auditorio AFP – Integra del MALI se desarrolla la temporada de la obra ‘Vigilia de Noche’, original del sueco Lars Norén, en versión del argentino Daniel Veronese. La dirección del montaje estuvo a cargo de Carlos Acosta, y de la producción se encargó Imativa Producciones.

Dos hermanos que no mantienen comunicación entre sí se reúnen -junto a sus respectivas esposas- en casa de uno de ellos, luego de cremar el cadáver de su madre. Así, los cuatro personajes se ven obligados a compartir tiempo y espacio pese a no desearlo. Ello será el inicio del surgimiento de una serie de rencillas y el develamiento de más de un secreto.

Y es que, además de la tensa y distante relación entre los hermanos, la dinámica entre las parejas es bastante agresiva. Una de ellas vive una constante batalla emocional producto de una relación agotada, violenta, que se sostiene únicamente por  el vínculo sexual. La otra vive una crisis producto de la infidelidad de la esposa.

Esta información que, en la búsqueda de mantener las apariencias trata de ser reservada, aflora hasta evidenciar todos los desencuentros sin ningún pudor. Así, reclamos, manipulaciones, llantos y peleas, se convierten en una constante a lo largo del montaje.

Esta tensión acumulada, esta violencia verbal y sicológica llega a su clímax cuando la urna con las cenizas de la madre es volcada, desperdigando su contenido a lo largo de la sala.

‘Vigilia de Noche’ se desarrolla en un acto, con un código actoral naturalista. Su constante retorno a las discusiones y peleas llegan a un punto de no avance, de redundancia, de agotamiento. Ello se ve trasladado al montaje, perdiendo ritmo y alargando la percepción de duración de la obra.

‘Vigilia de Noche’, si bien refiere a las pulsiones y emociones humanas, posee características particulares propias de su origen. Ambientada en el invierno sueco, el clima impide que alguna de las personas pueda retirarse de la casa. Además de ello, ambas familias viven con una holgura económica donde, al parecer, su única preocupación es discutir sobre la insatisfacción de sus relaciones.

El montaje local no encuentra en la obra la posibilidad de explotar su apasionamiento, su crudeza sexual, o el hartazgo de las relaciones. Consigue, a partir de la corrección del código actoral, que el texto se agote en su propia propuesta.

(*) Imagen tomada de aquí.

Dramaturgia: Lars Norén.
Versión: Daniel Veronese.
Dirección: Carlos Acosta Ahumada.
En escena: Giselle Collao, Yamil Sacin, Andrea Montenegro, Luis Alberto Urrutia.
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