Dentro de la programación del Festival Sala de Parto se presentó ‘Qué azul es este mar’, de la directora y coreógrafa argentina Eleonora Comelli.
Esta pieza escénica incluye un cortometraje experimental titulado ‘Crucero’ -de Pablo Pintor-, sobre el cual se inspira. Esta obra fílmica, proyectada al inicio de la función, está construida a partir de piezas de videos caseros de una pareja, filmados a lo largo de tres décadas.
La estructura del cortometraje, cuyas escenas se desarrollan en paisajes marinos, evidencia el paso del tiempo; tanto en los cuerpos de la pareja como en su trato. Esto último se sugiere a través de unos audios donde se pone de manifiesto diferencias entre los personajes.
Así, luego de haber apreciado una pieza audiovisual fragmentaria, con sonido ambiental, paisajes marinos y estética antigua, se retira el espacio de proyección y se inicia (¿o simplemente continúa?) la acción escénica.
En el fondo del escenario se encuentra un panel que luce el decorado de un tradicional paisaje paradisiaco -arena blanca, mar y cielo azul, palmeras-. De este espacio surgen dos parejas vestidas con trajes de baño de los años ’60. Una de treintañeros; la otra, de sexagenarios.
Así, desde la aparición de los intérpretes la obra nos ofrece un doble espejo. El paralelo entre los personajes en vivo y los del video, y el existente entre las dos parejas de diferentes edades.
La obra propone imágenes a partir de acciones y situaciones donde los cuatro intérpretes se juntan, se separan, se cargan, sostienen, seducen, rechazan. Y en este juego de dobles, las parejas masculinas y femeninas, mixtas en género y edad, se oponen y tensionan al compartir posibilidades y limitaciones de movimiento.
La obra propone imágenes a partir de acciones y situaciones donde los cuatro intérpretes se juntan, se separan, se cargan, sostienen, seducen, rechazan. Y en este juego de dobles, las parejas masculinas y femeninas, mixtas en género y edad, se oponen y tensionan al compartir posibilidades y limitaciones de movimiento.
La composición escénica es acompañada por un discreto sonido de piano y, en ocasiones, por la voz del protagonista del video. Su aparición refiere a la historia de la pareja ‘real’ e interviene sobre la percepción de las parejas de actuantes.
Además de ello, existe un audio donde el mismo hombre polemiza acerca del uso de las imágenes, pero finalmente otorga libertad a su interlocutor (¿el director del video?, ¿la directora del montaje?) para el uso de las mismas. Con ello, la directora pone una vez más en juego las convenciones sobre la realidad e irrealidad.
La referencia al tiempo y su paso es inevitable. Ello lo refuerza Comelli con una propuesta contenida. Donde el tiempo se vivencia. Las secuencias no son dinámicas. Por el contrario, son un espacio para la contemplación de los cuerpos, de -la belleza de- sus diferencias.
Sin embargo, este tratamiento temporal requiere de un espectador atento y paciente. Pues la tensión de la espera, la variación sobre el mismo tema, la atmósfera de no progresión, no siempre resultan fáciles de acompañar.
‘Qué azul es este mar’ propone una paradoja, pues resulta simultáneamente concreto y poético. En su propuesta se conjuga la acción performática y la composición coreográfica. Ello abona en la construcción de un montaje pausado y contemplativo donde se re-interpreta la percepción del tiempo. Y con él, de la vida, la muerte, la decadencia del cuerpo.
(*) Imágenes tomadas de aquí y aquí.
Autora y directora: Eleonora Comelli.
Creación coreográfica: Stella Maris Isoldi, Roberto Dimitrievitch, Laura Figueiras, Matías Etcheverry, Eleonora Comelli.
Asistencia en escena: Eleonora Capua y Manuel Pallero.
Música original: Ulises Conti.
Diseño de iluminación: Ricardo Sica.
Diseño de banda sonora: Ulises Conti, Pablo Pintor, Eleonora Comelli.
Diseño de escenografía y vestuario: Paula Molina.
Realización audiovisual y colaboración creativa: Pablo Pintor.