
‘Congreso’ es el título de una de las obras estrenadas en el Festival Sala de Parto 2017. El texto, escrito por Juan Osorio, Pablo Saldarriaga y Alejandro Clavier, contó con la dirección de Gabriel de la Cruz y la interpretación estelar de Ernesto Pimentel.
Al ingresar a la sala del Teatro La Plaza el público encuentra definido el espacio de representación. Al centro del escenario se ubica una elegante mesa de escritorio, acompañada de un crucifijo y un Pabellón Nacional. Detrás de ella, enmarcando el espacio escénico, cuelga un telón rojo y, en lo alto, se observan unas luces que forman la palabra ‘CONGRESO’.
El telón y las luces ofrecen las primeras señales del tono de la puesta en escena. Pues su discreto acercamiento al cabaret y al viejo café teatro limeño dialoga con alguno de los planteamientos del montaje: un personaje travestido, una propuesta de humor y actualidad, la ruptura de la cuarta pared, la inclusión de diálogo con el público.

En ‘Congreso’ un personaje femenino se presenta como la nueva Presidenta del Poder Legislativo. Se dirige a la platea como miembros del pleno. A partir de esta convención, el personaje desarrolla una secuencia de situaciones vinculadas a la práctica legislativa: ofrece su discurso de asunción, plantea proyectos de Ley, dirige votaciones, otorga y retira la palabra a los congresistas.
Esta dinámica es abordada desde distintos estilos de la comedia. Así, existe un humor realista-costumbrista, fundado en situaciones de la realidad política y social; un humor absurdo, potenciado por el personaje; y un humor popular, desarrollado en los comentarios de la protagonista.
De esta manera, la discusión sobre un proyecto de Ley para reubicar el Congreso, o para prohibir que dos personas viajen en una motocicleta, comparte espacio con un monólogo sobre la disminución de volumen que sufre un ave al ser cocinada al horno; y, a su vez, con frases que apelan al humor -en forma de burla e ironía- sobre las características físicas de alguna persona.
El progreso de las distintas dinámicas congresales lleva a la obra a una segunda parte. En ésta, dos actores-congresistas (que desconocen el texto a interpretar y lo leen en escena) argumentan y polemizan respecto a un proyecto de ley que busca prohibir la homosexualidad. Los argumentos expuestos por el defensor del proyecto se basan en frases enunciadas por congresistas de la República peruana. Así, la realidad ingresa al escenario ficcional en forma de humor, absurdo y reflexión.
La dinámica generada por los dos polemistas es sostenida por la performance de la protagonista. Y es que, en ocasiones, la discusión pierde ritmo dramático y humorístico. Es ahí donde Ernesto Pimentel, con toda su experiencia a cuestas, interviene y maneja los pulsos de cada escena.
Al concluir la exposición de ambos congresistas, el proyecto es sometido a votación del pleno-platea. Y es aquí donde, luego de su rechazo, acontece el momento final y más dramático de la puesta.
La clave de humor de la obra permite al público reír del incorrecto comportamiento de la Presidenta del Congreso. Sus acciones cercanas a la corrupción y al discurso más conservador se encuentran, evidentemente, cargados de ironía.
Sin embargo, en la fase final de la pieza, la protagonista enuncia un monólogo donde explica que ella no está de acuerdo con los proyectos ultra conservadores, que a ella también le parecen una barbaridad. Pero que su rol, y el del público-pleno, no es legislar de acuerdo a lo que creen sino a favor de lo que creen las mayorías (por más equivocadas que sean esas creencias).
Este epílogo, fundado en la realpolitik, moviliza al espectador. Lo saca del humor y de la complacencia del discurso políticamente correcto.
Pues, ¿será solo el Congreso quien, por medio de leyes, consiga una mejor convivencia social?, ¿el respeto de unos hacia otros surge por decreto?, ¿cuál es el rol real de la representación?
Este final le genera ruido a la dinámica planteada por el resto de la obra. Y, dada su búsqueda de afectar al espectador, resulta positivo -aunque polémico- que así sea.
‘Congreso’ es un montaje de humor social y político. Su coqueteo con el café teatro y el cabaret le permite abordar la comedia desde distintos enfoques. Es, quizá, su acercamiento al humor popular el más controversial. Sin embargo, el manejo del intérprete logra que la incorrección de sus frases posea el tono y la energía adecuada para que, más allá del estilo, no se lea como una agresión al espectador. Y es que Pimentel imprime a su personaje un tono sobrio que potencia, por oposición, el humor de cada situación del montaje.
Pimentel aporta, inevitablemente, desde su rol de ícono popular televisivo; y desde lo controversial que ello puede resultar.
Es el performer que se empoderó pese a los prejuicios que su personaje emblemático -La Chola Chabuca- pudiera generar: un travesti representando a una mujer andina. Un personaje que rompía con la imagen de la mujer andina sumisa y tímida. Un personaje al cual ninguna figura pública podía dejar de visitar en su secuencia ‘Aló Chabuca’. Pero también, un personaje que ha sido parte de muchas de las dinámicas perversas de la televisión actual.

Frases.
“No creo que exista tal diferencia. Pero sí es importante trabajar con personas que tienen tan clara la problemática”. (Juan Osorio, frente a la pregunta “¿qué se siente trabajar al lado de tanto maricón?”).
Soy heterosexual y me parece importante que el discurso no esté cerrado solo en el universo gay. Quisiera que mi labor como comunicador y como heterosexual sirva para abrir el discurso y la comunicación. Pablo Saldarriaga.
“Esta obra está enmarcada en una nueva línea del festival, que es el de las voces LGTBIQ en el Perú. Y seguirá abierta hasta que se apruebe el matrimonio homosexual en el Perú”. Alejandro Clavier.
“Esta es una oportunidad para llamar a la acción. Para reírnos y pensar, y hacer algo. Porque afuera hay gente organizada contra los derechos de la comunidad LGTBIQ”. Gabriel de la Cruz.
“Yo no soy responsable”. Ernesto Pimentel (como respuesta a frase “Muchos hemos crecido contigo”).
“Si ser gay en el Perú fuera una religión sería más fácil. Es una situación donde uno no se identifica con el otro”. Ernesto Pimentel.
“No me gusta que me digan travesti como insulto”. Ernesto Pimentel.
“Tengo el presupuesto para ponerme cuatro tetas y dos conchas pero no me importa”. Ernesto Pimentel.
“Mi mayor orgullo no es hacer esta obra sino ser parte de esto que se llama Sala de Parto. Me importa trabajar con gente que cree en lo que hace”. Ernesto Pimentel.
(*) Imágenes tomadas de aquí.
Dramaturgia: Juan Osorio, Pablo Saldarriaga, Alejandro Clavier.
Dirección: Gabriel de la Cruz.
En escena: Ernesto Pimentel, Rodrigo Sánchez Patiño, Giuliana León.